Un día di con una fotografía de Jerónimo, el último hermano de Napoleón. Me dije entonces con un asombro que después nunca he podido despejar: “Veo los ojos que han visto al Emperador”. A veces hablaba de este asombro, pero como nadie parecía compartirlo, ni tan sólo comprenderlo (la vida está hecha así, a base de pequeñas soledades), lo olvidé.
Roland Barthes.
La cámara lúcida
1980
Pero no lo olvidó. Siguió investigando y elaboró un ensayo sobre la fotografía lúcido como su título e iluminador como la literatura que envuelve la curiosidad en busca de ser satisfecha.
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